Voces de FUKUSHIMA Vol.1 Sra. Mikako TAKAHASHI

Con todo lo ocurrido, nos dimos cuenta por primera vez de que el ser humano se compone de agua, oxígeno, tierra… en la medida que comemos los alimentos que cultivamos, sus ‘vidas’ entran en nuestro cuerpo. Realmente nuestra tierra constituye nuestro cuerpo. Por eso nuestros corazones no se pueden complacer con los alimentos ‘seguros’ que vienen de otros pueblos.

Durante el tiempo de refugio, yo vivía en Fukushima y después fui a la casa de mi hija que vive en Sendai. En Fukushima yo llevaba impermeable liso y mascarilla para evitar contaminarme con la radiación. Un día tuve que llevar a mi madre al hospital. Había un cartel que decía: “Los que han venido de Minamisouma tienen que pasar por la limpieza”. Resulta que salió muy alto grado de la radiación de mis zapatos y me los quitaron inmediatamente; esos zapatos estuvieron en la casa de mi hija que tenía un bebé de un año. La familia no decía nada pero en ese momento nos quedamos helados.
Imaginamos lo que yo estaba experimentando ese momento, no era mi culpa, pero soy yo quien había llevado la radiación a la casa de mi hija; sentía mucho de lo que había pasado y estaba demasiado avergonzado por quedarme allí.

Ahora vivimos ordinariamente en Minamisouma. El grado de la radiación es 0.4; si fuera 0.1-0.2, los niños podrían jugar fuera de casa. Casi todos tienen un aparato para poder saber el grado de la radiación y debe examinarse el grado de radiación de todas las comidas.

Desde que se permitió entrar cerca de los 20 kilómetros de la central nuclear, la gente de las ciudades de Futaba y Odaka que viven en casas prefabricadas empezaron a visitar a sus casas (solamente medio día) y parece que la vida va volviendo al pueblo poco a poco.

Pero aunque sea poco, existe la radiación y afecta a las células de nuestro cuerpo. La gente percibe todas estas cosas inconsistentemente y está aumentando el número de las personas que enferman de cansancio mental, pensando en ello.

Por esta experiencia, pensé que los humanos no pierden la energía en cualquier sitio, son fuertes. Pero cuando estén separados y cortados de vínculos, los humanos se hacen muy débiles.

Después se permitió entrar a cerca de 20 kilómetros, un hombre regresó a su casa; pensó que ya no volvería lo de antes y se suicidó…porque no tenía el vínculo del apoyo.

Los que más nos preocupan son los niños, ellos escuchan seriamente lo que hablan los adultos y sufren. Nosotros los adultos hablamos de la radiación, sacamos nuestra ira hacia Toden(la campañía electoral que maneja la central nuclear), y hablamos unos con otros que nuestro gobierno no hace nada por nosotros.

Los niños están escuchándonos. Los niños piensan en sus padres mucho más que ellos creen y sufren; odian lo que hace sufrir a sus padres.

Me preocupo de verdad de que estemos educando a los niños sin querer en personas que odian su propio país… además, ahora hay ambiente de apatía en Japón.

Pero los jóvenes sienten inconscientemente que todo depende de nuestra manera de pensar, es suficiente vivir día a día con sueños y esperanza, ellos lo ponen en práctica. Creo que es muy importante no ponerles en nuestro marco sino animarles.